¿Quién no conoce el mito de Deméter y Perséfone y la transformación cíclica?, también conocido como “el Rapto de Perséfone”. Es un mito griego en el que nos encontramos con el dolor de una madre por el rapto de su hija, a la que someten a la fuerza, y que también se cita a menudo como un paradigma que explica los procesos naturales. Recordémoslo.

Perséfone —nacida como Core—, hija de Zeus, dios del Olimpo, y de Deméter, diosa de la agricultura, era la deidad de la fertilidad y la vegetación. Tenía muchos pretendientes por su extrema belleza pero Deméter los rechazó y escondió a su hija del resto de dioses. Un día, cuando Perséfone se inclinó a recoger un narciso, una grieta se abrió en la tierra y Hades, dios del Inframundo, la secuestró para convertirla en su reina. Deméter se dedicó en cuerpo y alma a buscar a su hija, y abandonó sus obligaciones con la tierra. No bebió ni comió durante nueves días y noches, se vistió de negro en señal de duelo y transformó su belleza en la imagen de una madre angustiada. Cuando descubrió, gracias a Helios, que su hija estaba secuestrada en el Inframundo, desolada y llena de cólera, hizo que los campos quedarán estériles hasta que Zeus, finalmente, obligó a Hades a devolver a Perséfone, pero este solo accedió a liberarla siempre que no probara la comida de los muertos. Antes de marchar, Hades engañó a Perséfone para que comiese seis semillas de granada y como castigo, la obligó a volver cada año al Inframundo durante un mes por semilla: pasaría 6 meses en el Olimpo y 6 meses en el Inframundo. Cuando Démeter y su hija estaban juntas, la tierra florecía de vegetación pero cuando estaba en el Tártaro, era estéril. Así, Perséfone, además de ser la diosa de la vegetación y de la fertilidad, se convirtió en la Reina del Inframundo; la vida contra la muerte. 

Y, ¿Qué relación tiene este mito con el emprendimiento? Tal y como hablamos en la anterior entrada, cada una de nosotras tiene en su interior diferentes arquetipos de las diosas griegas, con sus virtudes y sus defectos, y conocerlos nos permitirá entender cómo actuamos, sentimos y pensamos. En definitiva, los arquetipos nos invitan a hacer un viaje hacia el autoconocimiento para gestionar nuestros proyectos de forma adecuada. 

En el caso de Deméter y Perséfone, vemos que son diosas vulnerables, es decir, aquellas que se ven más influenciadas por las relaciones afectivas y los vínculos emocionales. Deméter representa el arquetipo de la madre universal, un concepto patriarcal. Como madre, proporciona, de forma generosa, el cuidado o servicio a los demás, tanto en lo material como en lo emocional. Quiere hacer crecer y desarrollar todo aquello que le rodea, por lo que se la asocia a la creación. Es sensible y trabaja por y para el bienestar de los demás y sacrificará lo que haga falta, por lo que también tiende a crear vínculos de dependencia y a sentir frustración cuando las cosas no le salen como ella quiere. Con el mito vemos que a consecuencia de su desolación como madre que perdió a su hija, provocó que los campos se volvieran estériles y que dejarán de proporcionar alimento. Perséfone, en cambio, representa a la hija universal, a la niña inocente. Representa a la mujer soñadora y romántica que busca la aprobación constante y que quiere que cuiden de ella. En su faceta más negativa, es manipuladora y le cuesta mantener un compromiso claro con los proyectos, ya que tiende a ser pasiva, indecisa y a delegar decisiones importantes. Sin embargo, es de naturaleza altamente creativa, sensible y con una gran capacidad de conectar con los demás y con otros mundos. 

Saber con qué arquetipo nos identificamos más nos permitirá elaborar estrategias para poder potenciar nuestras virtudes y gestionar nuestros defectos para poder reducir su impacto en nuestro día a día. También permitirá a las mujeres emprendedoras entender las motivaciones que nos impulsan a desarrollar ideas y a saber cómo actuamos en la creación y progreso de nuestro proyecto.